martes, 10 de septiembre de 2013

La "Tecnología de lo Obvio" y el Milagro Japonés

¿Cómo es que el Japón surgió del desastre de mediados del siglo pasado, tal como el Ave Fénix emergió de las cenizas? ¿Cómo es que por mucho tiempo se ha constituido en una de las primeras potencias económicas del mundo y que mantiene una balanza comercial ventajosa? Su suelo es fundamentalmente montañoso, por lo que la superficie agrícola disponible es muy limitada, su extensión boscosa solo constituye una pequeñísima fracción de la que Canadá posee, prácticamente no cuenta con recursos minerales, su territorio es apenas comparable con el de los estados de Chihuahua y Aguascalientes juntos.
Miguel Angel Cornejo


Las condiciones económicas y sociales del pueblo japonés al finalizar la Segunda Guerra Mundial eran realmente desastrosas: Después de haber sido víctimas del criminal ataque norteamericano sobre Hiroshima y Nagasaki, el 40% de sus principales ciudades se encontraban en ruinas, más de dos millones de muertos, un ingreso per cápita anual de veinte dólares y un sin fin de males que les aquejaban. Al ser los únicos recursos que el Japón tiene en abundancia: agua y japoneses, se preguntaron ¿qué podemos hacer para levantar a la nación? Su respuesta fue aprender. Así que buscaron y adquirieron el conocimiento, el desarrollo de su potencial y su aplicación con todos los medios disponibles, enviando a sus mejores mujeres y hombres para que aprendieran las ciencias y tecnologías de occidente y las asimilaran inteligentemente a su cultura, integrándolas sabiamente al genio del país para la grandeza y seguridad de su pueblo y así se rehicieron, constituyéndose al mismo tiempo en una democracia moderna. Pero ¿de quién aprendieron? La respuesta aparece con obviedad: de los mejores. El éxito es la tecnología de lo obvio, que no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer cosas ordinarias extraordinariamente bien. Una persona de baja de estatura alcanza a ver poco por razones obvias, en contra una persona alta tiene una visión mayor, ¿qué sucede si el enano se sube a los hombros del gigante?, la visión del primero será aún más que la del propio gigante, así en esa forma los japoneses identificaron a los mejores del mundo para que fueran su punto de partida: si vas a imitar, imita lo mejor y de la mejor forma posible. De esta forma, sus referentes de partida fueron los mejores.

Resumiendo la Tecnología de lo obvio consiste en: 1. Elegir al mejor, 2. Imitar al mejor, 3. Igualar al mejor y 4. Superar al mejor. Así es como dio inicio lo que hoy llamamos El Milagro Japonés.

Uno de los secretos del éxito en la vida es engancharse a una estrella, pues quien ya ha triunfado, ha recorrido el camino que hace más corta nuestra curva de aprendizaje. Cuando alguien tiene disposición de leer un libro en quince horas que a alguno de los mejores le ha costado escribir quince años de su vida, ¿no tendrá eso alguna ventaja? Por supuesto, aprender de los mejores establece un buen punto de partida. Los japoneses se dispusieron a aprender de los líderes mundiales de cada especialidad:

Fabricación de automóviles de los norteamericanos, relojes de los suizos, motocicletas de los ingleses, diseño de los italianos, etc.

El Maestro Erza Voguel en su libro "El Milagro Japonés" comenta: "Si algo explica el Milagro Japonés es su "humildad por aprender", actitud poco frecuente en muchas personas y en especial de los latinoamericanos a quienes el éxito produce envidia y resentimiento social en lugar de inspiración para aprender y superarse. En América latina admirar el éxito no es nuestra principal cualidad, conduce a una de las emociones más despreciables: la envidia, que genera odio, rencor y resentimiento.

Hoy sabemos que la miseria no se combate dando de comer al hambriento, de beber al sediento o de vestir al desnudo; hay que crear las condiciones educativas y laborales para que las personas puedan valerse por ellas mismas. Es momento de aprender, en lugar de condenar el ambicioso espíritu de superación de las personas, debemos fomentarlo y en lugar de censurar a aquellos que limpiamente se enriquecen, debemos aplaudirles y aprender de ellos.

1 comentario:

Aumbbel Manrique dijo...

Observar, imitar, igualar, superar
Gracias