martes, 10 de septiembre de 2013

TECNOLOGÍA DE LO OBVIO

Fuente: Enciclopedia de la Excelencia
¿Cómo desarrollar Líderes y Culturas de Clase Mundial?
Tomo X

Alfred Nobel el inventor de la dinamita y quien generosamente legó su fortuna como para atenuar un poco su herencia destructiva, creó el premio Nobel para recompensar a los mejores talentos tanto en los campos de la ciencia, economía, literatura y por supuesto para quienes más hacen a favor de la paz a nivel mundial, acuñó una frase celebre:

“El hombre verdaderamente inteligente aprende más del fracaso que del éxito”

Años después una persona menos notable acuño la frase:

“El hombre verdaderamente inteligente aprende más del éxito que del fracaso”

¿Usted qué opina? ¿Con cuál de las dos anteriores afirmaciones siente que se identifica más?
Por supuesto el Sr. Nobel puso una singular salvedad a su concepto “Verdaderamente inteligente” lo cuál no es muy usual, a cuánta gente conoce que fracasa y fracasa infinidad de veces y no aprende lo cuál no parece ser inteligente sino que además otro mal la aqueja: la soberbia.

Si ha observado la clásica escena que un automovilista se echa en reversa y golpea su coche con la parte trasera en un poste, ¿Ha observado cual es su primera reacción? Voltea a ver si alguien lo vio, y si es así de inmediato sonríe J, pues está convencido que el único pendejo es él, de inmediato se apea de su automóvil conservando una mueca de sonrisa observando el daño del auto y entre dientes comenta “pinche poste” culpándolo desde luego, y en esta forma él se siente exculpado pues todo el daño sufrido se debe al desgraciado poste, pregunto ¿habrá aprendido algo éste personaje de su fracaso? Hay seres que acumulan sabiduría pero la mayoría acumulan estupidez.

Me he encontrado con personas que a pesar de repetir los fracasos siguen insistiendo en lo mismo esperando un resultado diferente, lo cual no es otra cosa que terquedad, me comentaba una señora en relación a su último divorcio “llevo 6 matrimonios y en todos me he encontrado con los mismos problemas en diferentes pantalones”

La lección no asimilada se vuelve a repetir, así hay seres que toda la vida van repitiendo los mismos errores y además les sorprende tener idénticos resultados.

La tecnología de lo obvio definida por primera vez en mi obra Excelencia Directiva para Lograr la Productividad, la cuál fue seleccionada como base del certamen internacional Luwding Von Misses fue el resultado de observar cómo había surgido del desastre Japón a mediados del siglo pasado, sus condiciones económicas, sociales y espirituales al finalizar la segunda guerra mundial eran devastadoras:

40% de las principales ciudades en ruinas
2,000,000 de muertos
20 dólares americanos de ingreso percápita anual

Y un sin fin de males que les aquejaban, se preguntaron qué podían hacer pues lo único que poseían en abundancia era agua y japoneses para levantar a su nación, la respuesta: Aprender.

Pero ¿aprender de quién? Pues de los mejores del mundo, una persona baja de estatura alcanza a ver poco por razones obvias, en contra una persona alta tiene una visión mayor, ¿que sucede si el enano se sube a los hombros del gigante?, la visión del primero será aún más que la del propio gigante, así en esa forma identificaron a los mejores del mundo para que fueran su punto de partida.

Si tomamos como máxima calificación el 10, los japoneses eligieron a los que tenían la máxima evaluación  para convertirlos en sus ceros iniciales en diferentes especialidades, y aún cuando muchos no se enteraron se convirtieron en sus maestros de éxito, lo que les valió el calificativo de imitadores pues fue la primera etapa de su aprendizaje.

Tecnología de lo obvio
1.     Elegir al mejor
2.     Imitar al mejor
3.     Igualar al mejor
4.     Superar al mejor

En similitud si usted es padre o madre ¿a quién elegiría para ser maestro de sus hijos? ¿a los más fracasados o exitosos? Así dio inicio a lo que se llamo el milagro japonés.

Uno de los secretos para tener éxito en la vida es engancharse a una estrella, pues quien ya ha triunfado ha recorrido un camino que nos abrevia nuestro aprendizaje, si desea aprender a cocinar elija al mejor chef que conozca y así en cada actividad que usted elija, los japoneses se dispusieron a aprender de las estrellas mundiales en su especialidad, fotografía de los alemanes, fabricar autos de los norteamericanos, relojes de los suizos, motocicletas de los ingleses, en fin donde se diera la excelencia estaban presentes para aprender, el Maestro Erza Voguel autor del libro El Milagro Japonés anota: “Si algo explica el milagro japonés es su humildad por aprender” actitud poco frecuente en muchos habitantes del planeta tierra y en especial de los latinoamericanos a quienes el éxito produce envidia y rencor social.

De cada 10 conferencias que he estado en esta zona 9 me comentan al final “Lo que dijo le cayó como anillo al dedo ... de mí compadre” a lo cual replicó “¿y a usted no?” y algunos todavía le agregarán muchas veces no con palabras sino con su actitud “antes me creía perfecto ahora ya estoy convencido”, ante los auditorios observo como golpean al vecino de butaca para  señalarle  “Escucha pendejo, eso es para ti” y en algunas ocasiones he realizado el ejercicio de que  levanten la mano aquellos que en ese momento estén pensando “el que debería estar aquí, es el pendejo de mi jefe” por supuesto solamente la levantan aquellos que estén seguros que su jefe no está presente y si de casualidad está, el subordinado le comenta “no es su caso jefe, el habla de otros, usted esta bordado a mano, parido por las hadas”, etc, etc.

En América latina admirar el éxito no es nuestra principal cualidad, normalmente produce dolores de hígado y la más despreciable de las emociones: ENVIDIA.

La tecnología de lo obvio es en síntesis: “aprender del éxito; requisito indispensable: “humildad”, representa el camino más corto para triunfar.

Miguel Ángel Cornejo



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