Ser sencillo no equivale a ser descuidado y Estiven Josué Ramos de 17 años lo sabe muy bien. Es un joven que se confiesa apasionado por su trabajo, vender tortillas en la Plaza el Amate, uno de los centros de comercio popular más grandes de la ciudad.
Los locatarios de El Amate lo conocen como “el Licenciado” porque todos los días llega de traje a trabajar. Vive junto con su mamá y cuatro hermanos en el Barrio San Antonio de lazona 6 y dice que uno de sus sueños más grandes es continuar sus estudios, porque sólo llegó a quinto primaria, para extender su empresa y sacar adelante a su familia.
“Todos los días vengo formal, esto me da una mejor imagen. Me gusta andar presentable para que compren mis tortillas con mayor confianza, la higiene es fundamental”, dice Estiven con toda seguridad. Su venta se ubica en una esquina de un restaurante de pollo frito.
El esfuerzo diario
Las tortillas son hechas de maíz y eso es una ventaja, dice el joven, porque tienen mejor sabor. Estas son elaboradas por su mamá y otras cuatro mujeres que le ayudan a elaborarlas. Su día laboral empieza a las 9:00 horas y concluye a las 15:00 horas.
Pero la venta no se realiza únicamente en El Amate, sino que también se hace en otros cinco restaurantes de pollo frito y una chicharronera, en donde los comensales acostumbran comprar las tortillas para acompañar su comida.
“Esto siempre me ha gustado, más adelante espero hacer más grande la tortillería. Esto no ha sido fácil, porque hay que saberlo administrar, no es nada fácil”, asegura mientras despacha un pedido de Q10 de tortillas.
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